CONVERSACIONES CON ANDREÍNA

CONVERSACIONES CON ANDREÍNA

domingo, 25 de enero de 2015

SILENCIO EN LA LÍNEA...


ENERO – Calores húmedos y tormentas dispersas...
 

Yo- Tu verdadera pasión es ser Madre, ¿no?

A – ...

Yo- ¡Y la danza! Pero no la podés practicar...¡qué lástima!

A – ...

Yo – ¡Hay que reinventarse! Siempre hay algo con qué entusiasmarse...

A – ...

Yo - ¿Te pusiste a pensar cuántos códigos tenemos juntos que sólo entre nosotros entendemos? Palabras, frases y personajes que nos quedaron de los viajes y las vacaciones... y de la vida misma...

A – …

Yo – Y hasta a veces, como ahora, parece que nos entendiéramos por telepatía, ¿no?

A – ...

Yo – No tenés ganas de charlar, ¿no?

A - …

Yo – A veces pasa.

A - ...
 
 


viernes, 2 de enero de 2015

BERTITO


Veranos

Yo - ¿Te acordás de Bertito? Nunca he visto un ser tan burro y tan inteligente a la vez...

A – No había forma de que aprendiera algunas cosas... ¡pero para otras era terrible...!

Yo – Sí, ¿te acordás cómo se subía a la pileta del patio y con la patita bajaba la manija y abría la puerta? ¡Jaja!

A – A mí me ilusionaba llegar y ver esas orejas largas negras asomar por la cortina del vidrio de la puerta... como espiando ansioso... Me sentía esperado por un ser vivo...

Yo – Nunca entendí qué misterio de la física hacía que mordiera todos los cables enchufados y nunca se quedara pegado...

A – ¡Pero qué gracioso fue ese verano que hacía como cincuenta grados y no corría una gota de aire, tiré unos hielos de la heladera que estábamos descongelando y se largó de panza a revolcarse encima de los cubitos!

Yo - ¿Y cuando fue víctima del Dani? Tenía cinco años y le dijimos: “andá a jugar con un conejito que hay ahí afuera”. Y cuando salimos el conejo corría por todo el patio desesperado porque éste lo perseguía tirandole ladrillazos...

A – Bueno, nosotros no fuimos menos crueles: Como nos teníamos que ir de vacaciones se lo regalamos al loco Martini que tenía un criadero...

Yo – Qué más quería Bertito, lo iban a utilizar como macho reproductor...

A – Me parece que tuvo un par de camadas y terminó en la olla ése...

Yo – Brindemos por Bertito... Nuestra primera mascota, en algún sentido, nuestro primer hijo.

A - ¡Chin-chin! Jamás te olvidaremos Bertito, y seguro que tus orejas negras andan asomando entre las nubes del Cielo de los conejos...